El periodista Edgar C. Otálvora presenta esta semana en su Informe varios tópicos, entre ellos las posibles sanciones a Irán, un “sospechoso” cargamento de armas capturado en Panamá y que incluye fusiles AK, así como la reñida carrera presidencial colombiana.
Este es el Informe Otálvora de esta semana, tal como lo publica El Nuevo País:
La primera vuelta de las elecciones presidenciales colombianas pareciera que no tendrán sorpresa alguna. Juan Manuel Santos y Antanas Mockus deberán pasar a una segunda vuelta que crispará los nervios de la clase política colombiana.
Según la más reciente encuesta Gallup, la votación acumulada de los dos partidos históricos colombianos apenas alcanzará a 12% de electores, quedando eliminados para la segunda vuelta sus abanderados Rafael Pardo y Noemí Sanín.
El uribismo seguiría siendo el volumen electoral a conquistar y por ese lote se estarán disputando Santos y Mockus en la segunda vuelta. Pese a algunas públicas malquerencias con el presidente Uribe, Santos reafirma su condición de continuador del proyecto de seguridad del actual Presidente. Mockus, por su parte, ha jugado a la estrategia de encarnar un uribismo light, una suerte de uribismo sin Uribe y sin los uribistas, el cual ha calzado en la oposición pero que no termina de convencer al uribismo duro.
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Según medios de comunicación brasileños, las autoridades policiales de ese país se han visto limitadas en sus acciones contra las Farc, a raíz de la posición dubitativa (“hesitante”) del gobierno de Lula da Silva ante la guerrilla colombiana. Según el Estadão de São Paulo, desde la llegada de Lula da Silva al gobierno, en el año 2003, el tema Farc se convirtió en “tabú”. Los mandos policiales se encontraron ante el dilema de actuar contra la red de las Farc que obviamente operaba en Brasil. De hecho, según diversas fuentes, la reciente operación que conllevó a la detención de un importante operador de las Farc en las proximidades de Manaus sólo recibió luz verde cuando se determinó que se trataba de un caso de narcotráfico.
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Mientras los planificadores militares brasileños han insistentemente incluido a la guerrilla colombiana como una amenaza a la seguridad del país, el tema ha tendido a ser diluido por la diplomacia de Brasilia. La red descubierta la semana pasada en la Amazonía brasileña incluía desde mecanismos para lavado de dinero en bancos brasileños, hasta una red de establecimientos y embarcaciones que aparentaban estar dedicadas a la captura y comercialización de peces. El flujo de drogas desde Colombia, el tráfico de armas desde territorio brasileño hacia las Farc, las conexiones entre las poderosas bandas que controlan Río y São Paulo con la guerrilla ya había sido documentadas en diversas ocasiones, pero el gobierno Lula nunca lo incluyó en su agenda internacional.
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En julio del 2009, los mandatarios de los países del G-9 se reunieron en L’Aquila, Italia con los mandatarios de los países emergentes (G-5). En aquella oportunidad los cables de prensa abundaron sobre una fotografía que habría capturado al presidente de EEUU, Barack H. Obama, mirando intensamente las caderas bamboleantes de una joven que formaba parte de la delegación brasileña. Discernir si se trataba de un efecto del lente fotográfico o si efectivamente el presidente de EEUU se estaba buceando a la jovencita Mayara Rodrigues Tavares de 17 años de edad, consumió las páginas especializadas de temas internacionales. En aquella oportunidad, Lula da Silva y Obama habrían conversado sobre el papel que Brasil podría cumplir como intermediario en el conflicto Israel-palestino y sobre el tema de la amenaza nuclear iraní. Esta conversación fue debidamente filtrada por la diplomacia de Brasilia, con lo cual se buscó inicialmente mostrar la complacencia de Washington ante las gestiones de Lula.
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La diplomacia brasileña ha estado especialmente activa en involucrarse en el temario del Medio Oriente. Ha querido mostrarse como un jugador mundial con capacidad de influencia para lo cual procuró arrancar al régimen iraní un compromiso sobre no producción de material nuclear con fines bélicos. La semana pasada, con Lula presente en Teherán, fue suscrito un acuerdo entre Irán, Turquía y Brasil mediante el cual los iraníes ofrecían enviar a Turquía material radioactivo a cambio de lo cual recibiría plutonio enriquecido con fines de investigación científica. Lo que a primeras vistas parecía una victoria diplomática brasileña, resultó en un sonoro fracaso pocas horas después de firmado. Irán no tardó en reiterar que continuará enriqueciendo uranio en su territorio y sin control internacional, que es el meollo del conflicto.
En los últimos días Lula ha querido explotar el acuerdo Irán-Brasil-Turquía como un éxito diplomático, pero la posición de las grandes potencias, incluyendo a Rusia y China, dejaron sin piso la gestión brasileña. El miércoles pasado, Obama en conversación telefónica con el Primer Ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, reconoció el esfuerzo de él y de Lula pero reiteró que el acuerdo logrado por ellos con Irán es insuficiente.
En ese contexto, las sanciones contra Irán son un hecho el cual afectará a Venezuela como socio estratégico de Teherán.
La revisión en alta mar de navíos procedentes o con destino en Irán, formaría parte de las medidas que implementarían EEUU, Rusia y Europa.
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Antes de llegar a Irán, Lula da Silva visitó Moscú donde suscribió varios documentos incluyendo un “Plan de Acción de Alianza Estratégica” que incluye decenas de enunciados de planes de acción conjunta. En el área militar, acordaron diseñar planes a largo plazo en materia de suministros bélicos. Un tema específico acordado fue el compromiso de Brasil a volcarse al uso del sistema de posicionamiento global GLONASS, el rival ruso del sistema GPS estadounidense. Esta decisión, de ser implementada, obligaría al cambio de toda la tecnología militar brasileña basada en sistemas de posicionamiento por satélites.
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La captura de un arsenal que incluía un lote de 40 fusiles Kalashnikov, presumiblemente AK-47, en Panamá a finales de abril, se ha convertido en un explosivo caso sobre la circulación de armas en la región.
El gobierno panameño mantiene silencio en público sobre las señas de las armas incautadas aunque ha dejado filtrar la especie de que procederían de un gobierno de la región. Entre las armas incautadas estaban lanzacohetes portátiles, morteros y explosivos.
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Creciente malestar en algunas cancillerías suramericanas comienza a crear la decisión del argentino Néstor Kirchner de no abandonar sus cargos políticos en Argentina pese a haber sido electo como Secretario General de Unasur. Kirchner congrega los cargos de Diputado por la Provincia de Buenos Aires, Presidente del Partido Justicialista y consorte de la Presidenta de la República. El señor Kirchner viajó a Madrid acompañando a su esposa a la Cumbre UE-Latinoamérica de esta semana como parte de la delegación argentina y no en su condición de funcionario internacional “a dedicación exclusiva” de Unasur.
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