jueves, 15 de abril de 2010

Paramilitares chavistas juran morir por Chávez

Foto: AP Images

El presidente venezolano, Hugo Chávez, celebró el martes el aniversario del fracaso del fugaz golpe de Estado que lo apartó del poder unas horas en el 2002 con una concentración en la que miles de milicianos armados juraron defender hasta la muerte su revolución socialista.

Unos 35.000 reservistas civiles, vestidos de verde olivo y cargando poderosos rifles de asalto, prometieron lealtad a su “Comandante Chávez”, aclamados por una gran concentración de seguidores del mandatario que ondeaban banderas rojas y gritaban vítores al “máximo líder” del proceso.

“Ofrendaremos nuestra sangre, nuestra alma, nuestro cuerpo para no permitir nunca más que nuestra patria sea mancillada, para no permitir que nuestro líder fundamental, usted Comandante-Presidente, sea víctima de los oprobios del Imperio”, dijo desde la tarima de oradores la joven reservista Imar Belén aplaudida por la muchedumbre.

Las versiones encontradas sobre lo acaecido el 11 de abril del 2002, cuando una multitudinaria manifestación convocada por la oposición terminó con la captura y defenestración de Chávez, siguen dividiendo a los venezolanos, una herida que cada año se reabre y recuerda la marcada polarización del país petrolero.

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Más allá de las connotaciones simbólicas, la división arraigada en esos días se convirtió en un factor de riesgo político a largo plazo en el país miembro de la OPEP, que vive un permanente conflicto político y social con topes de tensión que han llegado a desestabilizar puntualmente a la nación.

“Listos deben estar para, en cualquier momento, tomar las armas que tienen y salir a dar la vida si hubiera que darla por la revolución bolivariana, por la independencia nacional, por la revolución socialista”, dijo Chávez, mientras desenvainaba la espada dorada del héroe de la independencia Simón Bolívar.

Pero para el líder sudamericano -quien en el 2002 no hablaba de socialismo, no vestía camisa roja, ni nacionalizaba industrias- la fecha del 13 de abril sigue siendo una poderosa arma política contra sus enemigos, a los que recuerda, una y otra vez, que el pueblo salió a pedir su restitución.

“Es un derecho y un deber del pueblo en armas celebrar activamente el carácter revolucionario y popular del 13 de abril del 2002 para fortalecer la lucha revolucionaria y consolidar el sueño Bolivariano”, reseñó la Gaceta en los considerandos del decreto presidencial en el que se otorga a la jornada el rango de “Día de Júbilo Nacional”.

EL QUE DUDE, TRAIDOR

Acosado por una crisis eléctrica que ha obligado a racionar el suministro de luz y forcejeando con una recesión que hace más patente la inflación de dos dígitos que azota al país, Chávez enfrenta una de las mayores caídas de popularidad en sus 11 años en el poder, meses antes de la elección legislativa.

Ante este panorama, el chavismo está recurriendo de nuevo a la polarización como estrategia electoral y el aniversario de abril del 2002 es munición ideológica contra sus opositores y con sus propios seguidores ante el descenso en sus niveles de respaldo por debajo del 50 por ciento según sondeos.

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“Ni el presidente ni el pueblo negocian con los que destrozaron el país y cualquier duda en ese sentido es una traición a la revolución, al pueblo y al liderazgo del presidente Hugo Chávez”, dijo Diosdado Cabello, ministro de Infraestructura y hombre fuerte del Gobierno.

Durante la semana, la amplia red de medios estatales ha centrado su programación en el golpe, pero con la ausencia del que hasta hace un año era uno el héroes de la llamada “rebelión cívico-militar”, el general retirado Raúl Isaías Baduel, ahora enemistado con el que era su compadre Chávez y encarcelado mientras se le enjuicia por corrupción.

Sus críticos, sin embargo, rechazan que el día haya sido bautizado como “Día de la Milicia Nacional Bolivariana, del Pueblo en Armas y de la Revolución de Abril”, considerando que este hecho aleja aún más las posibilidades de reconciliación en el corto plazo y mantendrá la tensión en la arena política.

“Qué bueno que los golpistas de abril de 2002 fueron derrotados. Qué malo que hoy estamos tan divididos como entonces”, escribió el analista político y ex funcionario gubernamental Vladimir Villegas en su columna semanal.

Foto: Reuters

Por Enrique Andrés Pretel
Reuters

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